domingo, 22 de julio de 2007

El amor y la justicia.

Dicen que el amor es ciego y la justicia también, con razón hay tan poco amor y la justicia es tan lenta en este mundo.
Pero también escuché decir o lo leí en alguna parte, que el amor es libertad, entonces amemos con libertad, practicando el famoso dicho, si amas algo déjalo libre, si es tuyo volverá a ti.
Pienso que las parejas hoy en día viven atadas por las situaciones de la vida, pensaron que atándose entre si con responsabilidades podrían someter al otro, pues de ninguna manera se puede conseguir ser amado si es que uno no conoce la esencia del amor divino.
La biblia enseña que Dios amó al mundo y que le entregó libertad en el libre albedrío, pero sepamos utilizar ese don, para generar una libertad responsable que edifique las vidas humanas, las de nuestros seres queridos, familiares, amigos, vecinos.
Lo primero está en amarnos a nosotros mismos para luego proyectar ese amor en el semejante, tal cual como lo había dicho el maestro Jesús, ama a tu prójimo como a ti mismo.
No esperemos recibir amor, si primero no analizamos que es el amor, ¿hay en mi amor?, ¿puedo convertirme en fuente de amor?, para proyectarlo en la gente y que ese mismo amor regrese a mí como el cumplimiento de la ley de causa y efecto, así como el maestro Jesús enseño que cada uno va a recoger lo que sembró.
Empecemos por nosotros mismos y seamos fuente de amor y de justicia, siendo primero justos y amorosos con nosotros mismos.
Que no se entienda esto como una manera egóica de tratar las cosas, sino como una manera de ver las cosas desde nuestro punto de vista, siempre poniéndonos en el lugar de los otros.

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